La igualdad frente a Alvarado en La Ciudadela dejó una sensación amarga y un panorama mucho más complicado para San Martín. El equipo de Mariano Campodónico no solo dejó escapar una nueva oportunidad de acercarse a los primeros puestos, sino que cayó a la séptima ubicación, a siete unidades del líder Deportivo Madryn, comprometiendo también su permanencia en la zona de Reducido. En lugar de crecer, la tabla empieza a mostrarle la fragilidad de su presente.
Los números de los últimos 10 partidos son una alerta roja: apenas nueve puntos de 30 posibles. El “Santo” ganó dos (contra Ferro en Caballito y frente a Los Andes en La Ciudadela), pero más allá de esas alegrías acumuló tres empates y seis derrotas. Esta cosecha aceleró la salida de Ariel Martos, (con el que el equipo nunca bajó del tercer puesto) no solo cuestionado por lo deportivo, sino también víctima de la violencia de un grupo de fanáticos que atacaron la casa de su madre tras la caída en Salta frente a Gimnasia y Tiro.
Con ese trasfondo se produjo la llegada de Campodónico, que asumió antes del duelo de Copa Argentina contra River. Sin embargo, su inicio en el torneo local estuvo lejos de ser prometedor. El primer partido que se presentaba como una prueba de carácter lo enfrentó con Deportivo Madryn y San Martín no estuvo a la altura: fue derrota 3-1 y ni siquiera el descuento de Martín Pino sirvió de estímulo. El equipo no mostró reacción y la imagen quedó marcada como preocupante.
La seguidilla de partidos continuó con otro examen en La Ciudadela. Alvarado, que pelea por escapar de la zona de descenso, se llevó un punto que le sirve más que al dueño de casa. San Martín necesitaba hacerse fuerte, pero volvió a dejar pasar una chance que lo acercara a los puestos de privilegio. El miércoles completará el partido pendiente contra Deportivo Maipú y allí se juega buena parte de sus aspiraciones inmediatas.
Un triunfo frente al “Botellero” podría reacomodarlo, ya que lo ubicaría en el tercer puesto, a cuatro unidades de la cima. Pero el margen de error es mínimo.
El fixture que resta no es sencillo: All Boys en Floresta, Arsenal, Colegiales, Atlanta, Racing de Córdoba, Quilmes y San Miguel. Los duelos contra el “Bohemio” (en La Ciudadela) y el “Trueno Verde” (en Buenos Aires) son auténticas finales. Allí el “Santo” deberá demostrar carácter y eficacia, porque serán seis puntos determinantes.
No obstante, el panorama no se limita a mirar hacia arriba. San Martín también debe observar con cautela a los que vienen detrás. Maipú, justamente su próximo rival, se ubica octavo y ocupa la última plaza de Reducido, y está a solo cuatro unidades de distancia. Una derrota podría complicar aún más el futuro inmediato y encender alarmas mayores en un equipo que parecía aspirar a mucho más.
Para llegar con chances hasta fin de año, el “Santo” necesita hilvanar triunfos y esperar que los rivales directos cedan terreno en una Primera Nacional marcada por la irregularidad. Pero también debe mejorar puertas adentro: circulación fluida de la pelota, mayor generación de juego y, sobre todo, contundencia cuando pisa el área. De nada servirá el empuje si los goles no llegan.
“Por momentos noto que los chicos tienen miedo de equivocarse, de dar un pase o arriesgar”, aseguró Campodónico reflejando la tensión actual del plantel.
No obstante, más allá de esas llamativas declaraciones, el DT también se mostró aferrado a las matemáticas como último sostén de esperanza.
“Mientras los números nos den, la ilusión la vamos a tener”, sostuvo Campodónico, que también le habló al hincha. “La única manera de revertir la situación con la gente es dejando todo dentro de la cancha”, aseguró.
El desafío inmediato
En resumen, el tiempo corre y la etapa definitoria del torneo se acerca. Campodónico deberá encontrar soluciones rápidas si no quiere que San Martín quede marginado de la lucha por el ascenso.
El empate con Alvarado fue una nueva alarma y el margen para fallar se achica. El duelo con Maipú aparece como la primera gran bisagra de este ciclo: un triunfo puede renovar ilusiones, pero cualquier traspié puede transformarse en un golpe del que resulte muy difícil levantarse.
Más allá de los cálculos y la presión de la tabla, el “Santo” necesita recuperar identidad y confianza. La Ciudadela, que alguna vez fue un bastión inexpugnable, hoy parece un terreno de dudas. Volver a convertir ese estadio en una fortaleza será clave para cambiar el rumbo y mantener vivo el sueño del ascenso.